Un delgado predicador salido de la zona rural de Pennsylvania, armado únicamente con una cruz y con su fe, se apoderó del mundo bajo de la ciudad de Nueva York y de los capos de las drogas, y llevó, a las calles de la ciudad más afectada por el crimen en todos los Estados Unidos, una combinación de amor disciplinario y del Evangelio, simbolizado en su historia "La Cruz y el Puñal". Esta es la historia de David Wilkerson, el hombre que creyó, contra toda evidencia, que el Señor podía hacer grandes cosas entre los rechazados e ignorados de la ciudad de Nueva York.